jueves, 7 de julio de 2011

PASADO-PRESENTE-CONSCIENCIA

Hermanos, quisiera compartir:

Según lo que está verificando la ciencia, el pasado no existe. El tiempo es una “idea” de la mente.
Muchos maestros espirituales, antiguos y modernos también nos recuerdan esto que ahora la ciencia nos confirma.
Dicen que el pasado no existe en la forma en que la mente lo percibe. Existe la hipótesis de que los pasados son acontecimientos que están ocurriendo a una distancia tal, que es mayor según lo “lejano” que percibimos el suceso. Esto tiene que ver con la idea de los universos múltiples. De tal forma que, si tomáramos vuelo en una nave espacial que viajara a una velocidad superior o cercana a la velocidad de la luz, al volver a la Tierra, el tiempo se habría desfasado con respecto a ella. Nuestros conocidos en la Tierra, habrían envejecido más que nosotros, nos dice la ciencia. Eso es imposible para el concepto de pasado que tenemos la mayoría. La única posibilidad que nos queda es... que la velocidad de la luz nos ha permitido “cambiar de universo espacio-tiempo”.

Ya lo dijo Einstein: el tiempo y el espacio están relacionados y no son, ninguno de ellos, valores absolutos. Es decir, ninguno existe por sí mismo, sino en relación al otro, a la energía y a la masa. Lo único constante, según Einstein en su fórmula, es la velocidad de la “LUZ”.
Hay quien dice que Einstein no escribió una fórmula, sino mucho más, una filosofía. De hecho, Einstein es conocido por su “espiritualidad”. Y una de sus frases conocidas lo muestra: “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”.

Existe, como digo, la hipótesis de los infinitos universos cuánticos, donde existe cada una de las infinitas posibilidades cuánticas del universo de sucesos del pasado y del futuro… en el PRESENTE. No hay otra cosa que no sea presente, nos dicen. El pasado es una idea mental, al igual que el futuro, ambos son presentes “lejanos”….en el espacio-tiempo, algo relativo desde nuestra posición. Pero, es nuestra “posición” tampoco existe como absoluta. Es decir, percibimos el pasado y el futuro porque percibimos un tiempo y un espacio presentes –tampoco existentes como tales-.

En este maremágnum de ideas, nada es absoluto, nada es constante. Todo se desconfigura, ¿a qué podemos asirnos?

La meditación se ha utilizado durante siglos para entrar en estados “alterados” en una búsqueda de respuestas, de la idea de Dios.
Gracias a su práctica repetida el cerebro puede cambiar de forma de trabajar, lo que equivale a cambiar la realidad que percibe. Esto está suficientemente estudiado. ¿Qué hacemos cuando meditamos? La mayoría, salvo visualizaciones provocadas, trata de ser el “observador” de sí mismo, de sus propios pensamientos, sensaciones corporales y emociones, dejando a un lado el parloteo mental. Esto, realizado durante tiempo, trae los beneficios de la meditación.

Si el pasado no existe y, la mayoría creemos o peor, “sentimos” que somos el fruto de nuestro pasado, ¿qué creemos que somos en realidad? Imagino que el pasado es como el programa de ordenador que en la película Matrix insertaban a cada uno de los tripulantes según lo que pretendieran experimentar.

Imaginemos, mejor, SINTAMOS PODEROSAMENTE por un momento, que es cierto….EL PASADO NO EXISTE, pero no lo mentalicemos… “SOMOS”, PUNTO, NO HAY MÁS. No somos consecuencia de nada. Nuestros pensamientos y recuerdos son un programa de ordenador, una simple idea mental como en la película de Mátrix que no tiene más valor que el querer vivir una determinada experiencia.
Si lo hacemos correctamente, comenzaremos a ESCUCHAR EL SILENCIO, la mente se parará, pues no puede haber nada urgente ni necesario que resolver, porque todo es ilusión. Comenzaremos a disfrutar de SER, será más importante sentir cómo respiramos, por ejemplo que “pensar”. Seremos conscientes de nosotros, no “tendremos la idea mental que somos conscientes de nosotros”.

En este “programa” llamado MENTE hay algunas reglas fundamentales:
-si no se come, uno se muere.
-la gravedad es común a todo y a todos en este universo.
-envejecemos y morimos sin remedio.
-yo soy tal, tengo esta historia y estas cualidades y defectos.
-etc, etc, etc..

Pero, hay gente que ha transgredido todas estas reglas.

Una vez que nos han instalado el “programa”, la gente se “muere” por algo que le sucede en el programa, como en la película Mátrix (bastante gráfica a mi entender). Hasta que, de pronto, alguien se da  cuenta de la realidad, de que TODO LO QUE ESTÁ VIVIENDO ES UN PROGRAMA.
Como el protagonista en la famosa película, curiosamente y gracias al AMOR, (no es casual) en el momento de la muerte, comprende que esta experiencia no es REAL. Está viviendo un SUEÑO, con lo cual, no existen REGLAS: El sentimiento de amor ha podido más que las reglas más determinantes del PROGRAMA, como la idea de la muerte.
Para transgredir las reglas, no hay que tener miedo. Lo opuesto, (si hubiera algo opuesto) al miedo es el amor. Es imposible sentir miedo y amor a la vez. Quien ama, no teme, o, tememos porque no somos conscientes del poder de nuestro amor suficientemente.
El amor está unido a la consciencia, quien es consciente, AMA. ¿Qué puede hacer si no, si todo es él mismo, si todo lo ha creado él? ¿Hacerse daño a sí mismo? Hay un profundo sentimiento que compartimos todos los “seres sintientes”, como dicen los budistas, y es “DESEAR LA FELICIDAD para sí mismos”. Ésa es la semilla del AMOR incondicional, cuando comprendemos que SOMOS TODO.

Si tratamos de comprender esto mentalmente... no llegaremos a ningún lado, será sólo un sueño más, dentro de otro sueño, y el sueño se llama “ESTOY DESPERTANDO”, pero, sólo nos servirá para seguir soñando.

Tenemos que SENTIR que NO TENEMOS PASADO. Estamos aquí y ahora y punto. No somos un nombre ni tenemos edad, ni historia, no somos fruto de nada, sólo somos CONSCIENCIA.
Si sólo somos consciencia, sin historia, no tiene sentido la culpa… la culpa de qué, si el pasado no existe. Sólo nuestra propia sensación de culpa en el presente es “real” o “experiencia” (que tampoco tiene valor absoluto, ya que tiene que ver con el mundo fluctuante de la forma), es experiencia, pero nadie te obliga a vivirla si así no lo decides.

Como digo, muchos maestros antiguos y modernos se basan en esta idea: vive el presente... yo añadiría algo muy importante, una vuelta de tuerca más a la idea… NI SIQUIERA EXISTE EL PRESENTE, SÓLO EXISTE LA CONSCIENCIA. Ése es el famoso “PUNTO CERO” al que tenemos que llegar y del que tanto hablan. No puede haber presente puesto que el presente se define por un tiempo y un lugar, y ya hemos visto que no tienen valor en sí mismos.

El primer paso a NO SER NADA, a no tener referencias, cualidades, nombre, edad… da vértigo. Tal vez sea porque venimos de allí, ¿para qué volver? La mente se resiste y una y otra vez nos lleva al PROGRAMA: normalmente a través de la “rememoración” de sucesos del pasado, es decir a ideas mentales vacuas que no tienen significado en sí. Pero, si insistimos y nos afianzamos en que no somos DEFINIBLES en ningún sentido, porque SOMOS TODO Y NADA al mismo tiempo, si no entramos en el juego de la mente-programa, empezaremos a entrar a estados alterados, como en la meditación. La cual, no debe limitarse a una o dos horas diarias. Está bien como comienzo esta práctica, pero debemos extenderla, tan pronto como sea posible a nuestro estado normal, si verdaderamente queremos que sirva para algo.
La mente es muy poderosa y si sólo meditamos por un tiempo, nos acostumbraremos a entrar y salir del programa con facilidad, no a salir DERINITIVAMENTE DE ÉL.
Si conseguimos extender esta sensación profunda a la mayor parte de nuestra vivencia, ésto nos traerá el DESPERTAR A UNA NUEVA REALIDAD. Debemos (si así lo deseamos) reconducir la mente y decirle una y otra vez que NO ACEPTAMOS EL PROGRAMA. Es decir, jugamos en el juego, pero no nos creemos él.

Cuando abstraemos la mente al punto de SENTIRNOS nuevos, vírgenes, sin culpa, sin ataduras, un mundo nuevo se abre, al igual que se le abre al niño que comienza a descubrir que puede jugar. Comenzamos a disfrutar y a valorar verdaderamente el juego y a poder rediseñarlo. Nos damos cuenta de que no hay reglas, las únicas reglas están en nuestro interior y el mundo se vuelve mágico.

Para que esto ocurra el corazón debe sentir que es lo suficientemente poderoso para poder “abrazar” cualquier experiencia, sea la que sea, fruto del deseo del SER.
El SOL físico, que irradia luz y calor a todo y todos eternamente (en nuestra experiencia) tiene que ver con el inmenso poder del AMOR. Por eso representa arquetípicamente EL SER SUPERIOR, es decir, aquello que somos realmente, aunque no seamos consciente de ello.

Sólo probando esta sensación, SÓLO SER, entramos directamente en el llamado “estado alterado”. Si no lo conseguimos, es que no nos abstraemos suficientemente del programa.
¿Os habéis preguntado alguna vez qué significa “la suerte del novato”?
La suerte del novato tiene que ver con que no hay “programa” ni para bien ni para mal. No hay ideas preconcebidas de nada, sólo hay una idea... “voy a”….”a ver qué pasa si”. En cuanto comenzamos a acumular ideas mentales, éstas pesan lo suficiente para influir en el resultado.

¿Qué es el karma, la culpa?... el PROGRAMA, ideas mentales que nos abocan a esperar algo en el presente, según sea la naturaleza de la idea.

Todos somos UNO. Todos estamos experimentando todo a través de nuestra consciencia aparentemente “rasgada” de la UNIDAD porque deseamos, en un punto, experimentarnos.  El castigo, la luz, la sombra no tienen sentido. La sombra es luz condensada… ¿Quién ha tenido el papel más ingrato en el reparto de las consciencias?

HERMANOS, somos libres, NO EXISTEN REGLAS. Sólo aquellas que, por juego, queramos asumir.

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