En orden de más bajo a más alto, los niveles de la conciencia humana (según David R. Hawkins), serían los siguientes:
1. Vergüenza. Sólo un paso por encima de la muerte… por suicidio. En este nivel probablemente se contempla la posibilidad del suicidio como escape para los problemas. Véanse todos los japoneses que se suicidan por eso, por vergüenza. También ocurría con mujeres violadas o gente que cree haberlo perdido todo. Esto es odio profundo hacia uno mismo. Si en este estadio no se es un suicida, se es un asesino en serie.
2. Culpa. Un paso por encima de la vergüenza, aunque la persona todavía puede estar pensando en suicidarse. Uno piensa de sí mismo que es una mala persona/fracasado, y es incapaz de perdonarse a sí mismo. Por lo que sea. A primera vista culpa y vergüenza parecen lo mismo, pero no. La culpa deja una salida: la expiación. ¿Habéis oído la frase “pagar tu culpa”? Vamos, que parece que la culpa se puede, en cierto modo, superar con acciones. La vergüenza no. Acordaos de algún momento en que hayáis sentido vergüenza: aquella vez que se rieron de vosotros, os pusisteis colorados y habríais deseado que se os tragara la tierra. ¿Verdad que se pasa mal? Bueno, pues una persona en el estadio de vergüenza está así TODO EL TIEMPO. Y no ve salida a su vergüenza. Mientras que si te sientes culpable, aunque te sientas así porque hayas hecho algo muy, muy malo, puedes sentirte muy mal, pero puedes intentar disculparte, ayudar a alguien, o compensarlo de alguna manera. ¿Se entiende la diferencia? En el caso de la culpa, también te ves como un malvado/fracasado imperdonable, y desde luego tampoco te perdonas a ti mismo… pero ya por lo menos puedes intentar pensar en la salida de “pagar por tus culpas” o “pagar tu deuda con la sociedad”, cosa que en el estadio de vergüenza ni se te ocurre.
3. Apatía. Te sientes desesperado, víctima, o las dos cosas a la vez. No quieres morir, pero tampoco te esfuerzas en vivir. Es el estadio de la indefensión aprendida y aceptada. También muchos vagabundos están justo aquí.
4. Pesar. Un estadio de tristeza y pérdida perpetuos. No es un estadio “natural” del ser humano, en el sentido de que por lo general, hace falta que te pase algo gordo para caer aquí. Pero es más alto que la apatía, porque al menos sientes algo. Un guardia de Seguridad contó que una vez tuvo que defender a una chica que estaba sufriendo una violación. Tuvo que amenazar a los atacantes con su pistola, y los mantuvo a raya hasta que llegaron refuerzos policiales y la ambulancia. Me contaba este hombre que estaban muy preocupados, porque la muchacha no se movía. Estaba totalmente quieta, no respondía a palabras ni estímulos (eso es apatía). Al rato de estar calmándola los servicios sociales, la muchacha comenzó a llorar, y me contaba el guardia que entonces todos los que estaban allí suspiraron de alivio. Porque aunque no lo parezca, eso es lo sano ante el pesar. No la apatía, sino el dolor ante la desgracia. Desde el pesar, se puede empezar a curar a la persona. El estadio del pesar también indica que ves el mundo como un lugar de sufrimiento: no ves alegría, sólo dolor, el tuyo y el de los demás. No disfrutas tu alegría porque piensas en el dolor ajeno.
5. Miedo. Ves el mundo peligroso, inseguro… y malvado. Casi siempre necesitas ayuda para pasar de este nivel, o te quedas atrapado para toda la vida. Por lo general, en una relación de abuso en la que eres el abusado.
6. Deseo. El nivel del ansia, la adicción, la lujuria… por todo. Por dinero, por fama, porque la gente piense que eres guay. Esto da lugar al consumismo, el materialismo, las drogas y el tabaco, los trastornos alimenticios… El quiero y quiero y quiero.
7. Furia. El quiero… y no puedo. Quiero y no tengo. Quiero y no me dan, putos cabrones de mierda, se van a enterar todos. El nivel de la frustración porque no consigues todos esos deseos bajunos de los que hablábamos antes. La furia es natural, pero puede ser buena o puede ser mala. Si la canalizas de forma creativa “Voy a ser la más mejor en mi trabajo y se van a enterar todos esos cabrones”, la fuerza de la furia te empujará hacia adelante. Si no la canalizas y se vuelve destructiva, acabará convirtiéndose en odio, y te acabará encenagando el alma. Como todos estos idiotas que están frustrados con sus vidas y lo pagan arreando a sus mujeres/maridos/niños/perros. La furia es natural, pero hay que canalizarla de forma productiva, porque es una fuerza poderosa, pero peligrosa. Ese hombre que llega a casa frustrado porque odia su trabajo, o su vida, y lo paga con los inocentes a golpes, ¿creéis que es feliz? Esa mujer que machaca a su marido a insultos porque está amargada, ¿es más feliz por eso? No. La furia, sin canalizar, crea un pozo de veneno, y es muy difícil salir de él. En una relación de abuso suelen juntarse una persona en el estadio de furia y una en el de miedo. Y nadie sabe cómo ayudar a ninguno de los dos.
Y tranquilos, que ya llegamos a los buenos.
8. Orgullo. Es el primer nivel en el que te sientes bien. Lo conseguiste: acabaste tu carrera, o lograste ese estupendo empleo, o esa estupenda pareja, o ese maravilloso piso… conseguiste tus objetivos principales. Luchaste duro y llegaste donde pensabas que querías llegar. ¿Puede haber algo mejor que eso? Vaya que si puede. El orgullo es un nivel peligrosillo, en el sentido de que es débil, pero la persona raras veces quiere seguir adelante. En todos los niveles anteriores, una persona SIEMPRE sabe que está mal, que hay algo que no funciona en su vida. En el estadio de orgullo no tienes por qué saber lo débil que eres. Pero lo eres, porque el sentimiento de bienestar depende de factores exteriores. Del trabajo, el dinero, el prestigio, la casa, el matrimonio, lo que sea. Perdiendo esos factores exteriores, la vida de la persona se hunde, el bienestar se va al cuerno, y del orgullo la persona baja, o a la furia o al pesar, si no acaba en la vergüenza directamente. El orgullo es débil porque depende de circunstancias exteriores. El orgullo puede llevar al nacionalismo, racismo, sexismo, o cualquier tipo de fanatismo, porque sientes que un ataque a tus creencias es un ataque a ti mismo.
9. Valor. El primer nivel de auténtica fuerza. A partir de aquí, puedes avanzar solo. En este punto es cuando empiezas a ver la vida como un reto agradable y excitante y no como un peso enorme sobre tus hombros, o un valle de lágrimas. Empiezas a tener interés en tu crecimiento personal, aunque lo llamas aprendizaje, avance de tu carrera profesional, educación. Empiezas a ver el futuro como una mejora de tu pasado, y no como una continuación del mismo.
10. Neutralidad. Vive y deja vivir. Eres flexible, estás relajado y no estás atado a nada. Si pasa algo, aguantas los puñetazos, y si el viento sopla fuerte, te doblas para no romperte. No tienes nada que probar a nadie. Te sientes seguro contigo mismo, con tu lugar en el mundo, y te llevas bien con otras personas. Nivel un poco de la autocomplacencia y la vagancia. Te cuidas de tus necesidades, pero no te presionas demasiado.
11. Voluntad. Ahora que estás básicamente seguro y cómodo, empiezas a usar tu energía de modo más efectivo. “Tirar para adelante” ya no es lo bastante bueno. Empiezas a preocuparte por hacer un buen trabajo, quizás lo mejor que puedas. Empiezas a preocuparte por controlar tu tiempo y tu productividad. Éste es el nivel del desarrollo de la fuerza de voluntad y la autodisciplina. Aquí es donde tu conciencia se vuelve más organizada y disciplinada.
12. Aceptación. Aquí se produce un poderoso giro, y descubres las posibilidades de vivir de modo proactivo. O sea, que en la voluntad te vuelves competente, pero ahora quieres dar a tus habilidades un buen uso. “Aceptación” significa que aceptas tu responsabilidad por tu papel en el mundo. Si algo no va bien en tu vida (trabajo, relaciones, salud), ya eres lo bastante maduro y disciplinado como para reconocer el problema, decidir qué es lo que quieres cambiar, y hacerlo tú solito. Empiezas a ver las cosas más claras. Aquí la gente suele cambiar de carrera, o de pareja, o empezar su propio negocio.
13. Razón.En este nivel trasciendes los estadios emocionales bajos de los anteriores y empiezas a pensar clara y racionalmente. No os equivoquéis, no es que ahora no podáis pensar racionalmente. Pero es que en este nivel, empiezas a usar tus habilidades racionales al máximo. Por ejemplo, antes si se atasca una puerta: subida de cabreo. Patadas a la puerta. Dolor en los pies. Aumento del cabreo. Berridos. Ridículo. Mayor cabreo por estar dando berridos. Ahora, si se atasca una puerta: Subida de cabreo. Intento de patada a la puerta. Respiración honda. Pensamiento: “Recuerda, no eres un ente cabreado y frustrado, eres tú y estás cabreada ahora. Intenta ir a por la raíz del cabreo. ¿Cómo puedes abrir esta puerta?” Doy la vuelta a la casa, abro la puerta de atrás y me ducho con agua templadita para calmarme… Me imagino que llega un momento en el que estas cosas se hacen sin esfuerzo, sin tener que recordar en el momento del cabreo que cabrearse es doble trabajo y no arregla nada. La mayoría de la gente no llega a este punto en toda su vida.
14. Amor. Cuidadín con el nombre. No es el amor que viene de la atracción sexual, no es la emoción del amor, ni el amor de madre. Es amor incondicional, la comprensión de tu conexión con todo lo que existe. Compasión al más alto nivel, pero sin ser dolorosa. Por ejemplo, ahora mismo uno puede sentir una gran compasión, pero eso le provoca pesar. Cuando llegas a este punto, la compasión es un motivo de alegría. En este punto, quieres ayudar al resto de seres humanos y empiezas a preocuparte por ellos más que por ti mismo. La madre Teresa de Calcuta o Gandhi estarían aquí. A estas alturas empiezas a sentirte guiado por una fuerza que parece superior o más grande que tú mismo… pero que puedes ser tú mismo tras haber alcanzado uno de los niveles superiores a los que puede llegar la conciencia humana. Evidentemente, esto es extremadamente raro.
Lo que viene a partir de ahora es más bien excepcional.
15. Alegría. Un estadio de felicidad penetrante, indestructible. El nivel de algunos profesores espirituales avanzados. Sólo estando cerca de otras personas, el humano en estadio de alegría se siente feliz, y de un modo increíble. A este nivel la vida se rige por intuición y sincronicidad. A estas alturas, ni qué decir tiene que a la persona sólo le importa el desarrollo espiritual de los demás, y que lo que le pase al envoltorio de su conciencia, le trae al pairo. Una experiencia cercana a la muerte a veces empuja a las personas a este nivel temporalmente.
16. Paz. Total trascendencia. Como el nivel anterior, pero todavía mayor. Dice Hawkins que aquí llega sólo una persona de cada diez millones.
17. Iluminación. La iluminación es el nivel más alto de la conciencia humana, cuando la humanidad se mezcla con la divinidad… o alcanza la potencialidad divina de su espíritu, como prefiráis. Evidentemente, más bien escasito… Los ejemplos que da Hawkins son tres: Krishna, Buda y Jesucristo. Ahí es nada.
Y aquí se acaban los niveles. De los primeros, en especial de los más bajos, hay mucho que aprender, ¿no creéis?
Por cierto, no se está necesariamente en UN nivel. Por lo general estás en uno, a veces “asciendes” a alguno de los superiores… Y a veces tienes alguno de los inferiores tirando de ti hacia abajo, cual lastre que te impide seguir adelante. Si quieres saber (más o menos) en qué nivel estás, piensa en qué haces bajo tensión. Si exprimes una naranja sale zumo de naranja porque eso es lo que tiene dentro. ¿Qué sale de ti cuando te exprimen? Mucho ojo: si te sacan una navaja en plena calle, te palpitará el corazón, te sudarán las manos y te asustarás. Eso no quiere decir que tu conciencia se encuentre en el estadio del miedo, sino que tu cuerpo reacciona normalmente a una situación de peligro (del amor para abajo, todo el mundo reacciona así si no está loco, y de apatía para abajo no les importa). Cuando digo tensión, no me refiero a tensiones de vida o muerte, sino tensiones provocadas por imprevistos, cargas, objetivos no cumplidos… En fin, lo que es la vida y su lucha diaria.
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